Identificados los objetivos y marcada la estrategia para conseguirlo, llega la hora de bajarlo a un plan.
Un plan en el que cada uno, ya sea dentro de una estructura departamental, ya sea en el global de la compañía, adopta un rol, unas funciones, y que cuyo papel es relevante para el todo y el todo se relaciona con él, identificando vinculaciones y necesidades compartidas.
Este plan, además de las acciones concretas, la matriz de responsabilidades, incorpora un plan de medición y seguimiento de tal modo que cada acción disponga de unos KPIs concretos relacionados con los objetivos globales de negocio.